He cocinado pasteles muchas veces para obsequiar a mi familia y mis amigos. Cada uno de esos dulces tiene una historia personal. Los preparados para cumpleaños, a gusto de los homenajeados. Otros, en recuerdo de nuestra madre y algunos más, dedicados especialmente a esos amigos golosos que todos tenemos y que, en mi caso, aprecian mucho mis recetas.
Ya he comentado en el blog que prefiero lo salado a lo dulce, sin ser enemiga del azúcar o la miel. Si tengo que elegir, me quedo con un buen arroz caldoso antes que con un pastel. Pero esta vez he querido hacer una excepción y he preparado, por primera vez, una tarta que se me antojaba extraña por sus ingredientes. Como en otras ocasiones, he contado con la inestimable y cariñosa ayuda de Geles, cuyo marido es un fantástico cocinero. Ella me ha enviado la receta y yo la he puesto en práctica. Gracias querida amiga por esta maravilla culinaria. La voy a considerar como un regalo. Por cierto, las homenajeadas esta vez fuimos mi hermana pequeña y yo, con la que comparto cumpleaños desde el día que nació. Ella fue el mejor regalo que he recibido nunca.
Os dejo esta pequeña muestra del aspecto que presentaba la riquísima tarta de polenta, almendra y limón.

Lee el resto de esta entrada →