La receta de esta coca me la ha pasado un gran amigo de mi ayudante de cocina (a veces), es decir, mi hijo Áxel. Y es de bien nacidos ser agradecidos, por lo que públicamente quiero darle las gracias a Joan Calafat, por esta maravilla culinaria tan fácil de hacer y tan exquisita. Lo más laborioso es preparar la verdura, por lo demás, no tiene ningún secreto. Vamos a explicarla paso a paso.
Ingredientes:
Para la masa:
– Un vaso (unos 200 cc) de cerveza a temperatura ambiente.
– Un vaso (unos 200 cc) de aceite de oliva.
– Una pizca de sal.
– La harina que tome (Más o menos 1/2 kilo)
La verdura:
– Un buen manojo de acelgas tiernas. O en su defecto un paquete de acelgas ya limpias y troceadas.
– Un manojo de cebolletas o dos o tres cebollas medianas tiernas (son de color blanco, no de las que venden en mallas con la piel seca)
– Dos tomates grandes.
– Un manojo entero de perejil.
– Pimienta negra, pimentón rojo normal (el que no pica), sal y aceite.
Preparación:
Vamos a empezar por preparar las verduras, para que vayan tomando el gusto de la mezcla de ingredientes.
Si hemos elegido el manojo de acelgas, separaremos las hojas de los tallos, ya que sólo se utiliza la parte «verde». Los tallos los vamos a guardar para otra receta. Las picamos finamente y las ponemos en remojo, para que suelten toda la suciedad, en un recipiente grande o directamente en el fregadero, añadiendo al agua un chorro de vinagre corriente y una cucharada de café de bicarbonato. ¿Por qué? Pues sencillamente para desinfectar la verdura.
Separamos las hojas de los tallos del perejil, los picamos y los ponemos en remojo en otro recipiente, con agua, vinagre y bicarbonato.
Mientras tanto, pelamos los dos tomates, y los partimos en trozos pequeños. Lo ponemos en un bol bastante grande, ya que añadiremos el resto de los ingredientes y lo aliñaremos todo junto.
Una vez limpias y escurridas las acelgas y el perejil, las incorporamos al bol con los tomates troceados. Sólo queda añadir la sal, la pimienta negra (a ser posible recién molida), el pimentón y un buen chorro de aceite. Lo mezclamos todo y lo dejamos reposar, para que se mezclen los sabores.
Ahora vamos a preparar la masa.
En un recipiente grande ponemos el aceite, la cerveza y la pizca de sal.
Lo batimos un poco con un tenedor o un varilla y lo mezclamos hasta que queda un líquido uniforme.
Añadimos la harina poco a poco, mezclando constantemente, hasta que quede una pasta compacta que se separe del recipiente con facilidad.
Colocamos la masa sobre el mármol y la estiramos con un rodillo. Cuanto más fina quede, más sabrosa resultará la coca.
La extendemos sobre una placa de horno o sobre un recipiente de acero inoxidable. En Mallorca los venden de distintos tamaños y son especiales para hornear cocas de verduras. En cualquiera de los dos casos es conveniente que los pintemos con un poco de aceite o les pongamos un papel de hornear untado en aceite.
Calentamos el horno a 200º C. y metemos la placa durante unos cinco minutos.
La sacamos y añadimos las verduras aliñadas. Según el gusto o la ocasión se le pueden poner trozos pequeños de arenques. En este caso habría que sazonar las verduras con menos cantidad de sal.
Tapamos la coca con papel de aluminio y la cocemos en el horno a 200ºC durante 40-45 minutos. Quitamos el papel de aluminio y la dejamos unos minutos más, hasta que veamos cocida la verdura.
Y, como dice nuestro querido Joan Calafat… «¡¡A comer… cuando no queme!!»
Buen provecho para todos.