Los caracoles son uno de los platos más típicos de la cocina mallorquina. Su preparación es fácil, pero laboriosa y requiere su tiempo, sobre todo si hay que limpiarlos durante varios días. Aunque ahora resulta mucho más cómodo, porque se pueden encontrar en algunos supermercados ya limpios y congelados. Eso es lo que hemos hecho en esta ocasión, por dos cuestiones: la primera porque son de invernadero y así tenemos la garantía de que no han comido hierbas con pesticidas. Y la segunda porque nos facilita el trabajo.
En Mallorca los acompañan con»all i oli». En casa les encanta, pero como es muy calórico, esta vez los hemos servido tal cual. El caldo está tan bueno, que en mi opinión no les hace falta ninguna salsa.
Esta receta tan rica he aprendido a hacerla gracias a mi amiga Polita, una cocinera excepcional. Y le doy las gracias por permitirme compartirla con vosotros.